Un par de semanas viviendo en Kurow y pasando gran
parte de nuestro tiempo libre en Oamaru habían sido más que suficientes para
caer completamente enamorados de Waitaki Distrit y convencernos de que era allí
donde queríamos estar para el resto de nuestra Working Holiday.
Cuando terminó el primer trabajo –de tres semanas-,
Jackie, nuestra contractor buena onda se consiguió otra viña y seguimos
trabajando otras 3 semanas más. Y cuando Jackie se quedó sin trabajo –porque ya
era octubre y el pruning se hace en invierno antes de la brotación- Elisabeth
nos consiguió trabajo de thinning –o raleo de frutos, lo más fácil de todos los
trabajos de campo- en Waitaki Orchard, una empresa familiar –y quizás la única
orchard del sector- donde ella trabajaba, así que entre ambos trabajos tuvimos
una semana de desempleo, la cual aprovechamos para viajar a Queenstown otra
vez. Porque la primera vez no habíamos disfrutado lo suficiente y porque ya
veníamos sacando cuentas que no pararíamos de trabajar hasta diciembre, cuando se
nos acababa la visa y teníamos que irnos. Y yo no podía irme de Nueva Zelanda
sin haber conocido bien Queenstown.
|
Nuestro último día de pruning con nuestro Team |
Cuando se acabó el pruning, Nick y Roland se fueron de
Glenmac, y un par de semanas después inevitablemente se fue también nuestro
querido John –o checoloco, como lo renombramos-. Hicimos varias emotivas
despedidas y quedamos en vernos alguna vez en algún lugar del mundo. Esa es la
parte difícil de viajar, conoces a otros que sabes debes dejar y nunca es
fácil. Nos fuimos todos a Oamaru a dejar a John y pasamos nuestra última tarde
juntos paseando por el puerto, esperando la llegada de los pingüinos, y
terminamos en el Penguin Club, el bar más bohemio de la ciudad, donde viejos y
jóvenes se juntaban a tomar y escuchar música en vivo de algún artista local.
Aparecieron también mujeres con vestidos victorianos, y un tipo con un arma
estilo Steampunk. Todos en armonía. Fue una linda noche.
|
Oamaru |
|
Checoloco, Elisabeth, yo y Eduardo |
|
Oamaru desde el muelle |
|
The Penguin Club |
|
Afuera del Penguin Club |
|
The Penguin Club |
Quedamos Elisabeth, Erin y Eric, y nosotros. Obviamente ya no fue lo mismo, pero
siguió siendo lindo. Nos afianzamos mucho más entre los que quedamos y seguimos
siendo una familia unida. Como necesitaban gente para el thinning, les avisamos
a nuestros amigos Karen y José, porque su trabajo en la lechería había
terminado para ellos, por lo que llegarían cuando volviéramos de Queenstown.
Más felices que perro con 2 colas, nos fuimos a
Queenstown, a 3 horas de Kurow, a nuestras primeras y únicas vacaciones en
Nueva Zelanda. En el camino pasamos a ver el Kawarau River, que fluye entre Queenstown y Cronwell, el famoso río que en El Señor de los Anillos toma el nombre de Anduin y es protegido por los Argonath, las monumentales estatuas guardianas de La Comunidad del Anillo, alusinante. Por supuesto los Argonath son puro efecto especial de Peter Jackson, pero el río es hermoso y digno de haber sido elegido como el Anduin.
Estuvimos en Queenstown una semana, nos quedamos en el Alpine LodgeBackpackers, un lugar bien simpático y totalmente recomendado, a pasos del
centro y con espacio y disposición del lugar como para sentirte en tu casa, por
52 dólares diarios la pieza privada, y eso es otro punto simpático que tiene NZ
en general, que donde vayas casi siempre todo cuesta lo mismo.
Lo primero que hicimos después de instalarnos fue ir a
caminar por el pueblo y dirigir nuestros pasos rápidamente hacia lo que
veníamos oyendo hace tiempo como un imperdible de Queenstown, de NZ y quizás
del mundo entero: visitar Fergburguer. Después de que Eric, el norteamericano con el
que vivíamos nos dijo que las hamburguesas del Fergburger eran las mejores del
mundo, consideramos que si un gringo lo decía, debía ser cierto. Y debo
decir que estoy bastante de acuerdo. No sé si del mundo, pero la mejor
hamburguesa que he comido en mi vida. Son un poco caras, pero todos los
ingredientes son simplemente perfectos. Y considerando que yo como más que el
promedio de una mujer normal y no me la pude comer entera, creo que su precio
lo vale. Sí, Fergburguer es definitivamente un imperdible en NZ.
|
La mejor cena en Queenstown |
|
Fergburguer! |
Los atardeceres en Queenstown son otro imperdible a mi
gusto. Pasear por la costanera a la hora del atardecer frente al Wakatipu Lake mientras
los barcos terminan sus funciones y todo comienza a calmarse, el viento frío,
el sol ocultándose tras las montañas y esa atmósfera del lugar que lo hace tan
especial, es definitivamente un remedio para todos los males del alma. Me sentí
tan afortunada de estar allí con Eduardo, tranquilos y de vacaciones después de
tantas peripecias que decidimos simplemente entregarnos a esa alegría y
disfrutar cada minuto en esa ciudad entre las montañas. Sí, Queenstown es un
lugar de ensueños, todo lo que dicen de él es cierto, y la experiencia en NZ no
está completa si no se está mínimo una semana a Queenstown.
Durante nuestra estadía allí recorrimos casi toda la
ciudad caminando –la mejor manera de impregnarte del ambiente-, fuimos al Ben
Lommond -una experiencia que contaré en el siguiente post-, visitamos el
Queenstown Garden, en una península hermosa rodeada por el lago y llena de
simpáticos patos silvestres que amistosos se acercan a sociabilizar y ver de
paso si les das algo de comida; y tomamos once en el también conocido
Patagonia, con un fabuloso chocolate caliente con churros con manjar –una
delicia- sentados junto a la ventana frente al lago, hermoso.
Hicimos una exquisita degustación de vinos en el WineTastes, donde te pasan una tarjeta que hace las veces de crédito, vas
seleccionando en una máquina el vino que quieres probar y por unos 2 a 5
dólares por probada, y te cae un chorrito que te sirve para probarlo y así vas
de máquina en máquina probando los espectaculares vinos de Nueva Zelanda –sí,
obvio que me encantan los vinos neozelandeses, pero eso no quita que siga pensando
que los tintos chilenos les pegan un par de patadas bien puestas- que luego se acumulan en tu
tarjeta y pagas al final de la experiencia. Muy recomendable para probar mucho
sin gastar demasiado.
En la noche el ambiente es muy bueno y pareciese que
siempre hay algo entretenido que hacer. Varias noches fuimos al Village Garden,
una pequeña y verde plaza con forma de anfiteatro y surcada por un lindo canal
donde todas las noches tocaban música en vivo o pasaban antiguas películas de
Chaplin con sonidos que hacían en vivo con diferentes objetos, mientras algunos
carritos de comida se instalaban instándote a la tentación. Una noche fuimos al
casino con Rodrigo –uno de nuestros amigos que nos dieron asilo después del
escape- que también había decidido ir a Queenstown esos días. El casino es para
nosotros un buen lugar de carrete porque mientras yo soy feliz tomando algo,
Eduardo es feliz jugando. Perfecto. Así que después de un acabado estudio de la
ruleta, Eduardo hizo una apuesta y ganó un montón de plata que nos sirvió para
seguir las vacaciones algo más holgados y para celebrarlo comiendo un Big All,
la hamburguesa más grande y chancha del Fergburguer –con la que cené y hasta almorcé al día siguiente-.
|
Aves en el Queenstown Garden. Totally cute! |
|
Queenstown Garden |
|
Queenstown Garden |
|
Queenstown Garden |
|
Remarkable Sweet Shop, una tienda de golosinas muy gringa y muy adorable en el centro de Queenstown |
|
Village Garden |
|
Patagonia |
|
Wine Tastes |
|
Big All, Fergburguer |
El último día decidimos ir a Glenorchy, a 45 minutos
de Queenstown, es un pueblito rústico a las orillas del mismo Wakatipu Lake,
rodeado de los más alucinantes paisajes montañosos de la Tierra Media, para
dejar atónico a cualquiera. De hecho las locaciones para Isengard y Lothlorien
del Señor de los Anillos fueron filmadas ahí. Intentamos hacer el Diamond Creek
Walk, pero el río estaba muy alto y se había llevado el pequeño puente para
cruzarlo.
Hicimos el Glenorchy Walkway, un relajado trekking
plano –porque después del Ben Lommond, Eduardo ya no me aguantaba otro tipo de
trekking- que rodea el Glenorchy Lagoon,
situada en una planicie que vendría siendo la llanura de inundación formada por
el glaciar que formó todo ese valle, dejando una gran superficie inundada y
baja, llena de plantas y árboles asomándose sobre el agua y pájaros, muchos y
diversos pájaros que colmaban todo el lugar con sus lindos sonidos. Una
romántica tarde para pasear en pareja, caminar, perderse y no cansarse mucho.
Hermoso.
Fue una semana hermosa, no queríamos irnos de
Queenstown, y como siempre suele pasarme, sentía que pertenecía a ese lugar y
que podría vivir allí sin aburrirme nunca, pero eran sólo vacaciones, teníamos
que volver a nuestro querido Kurow, a nuestra casa en el campo, comenzar
nuestro nuevo trabajo en el thining de Waitaki Orchard y seguir adelante con
nuestros planes, habían sido unas lindas vacaciones.
Esto fue el impresionante camino desde Kurow hasta Queenstown por la ruta 8:
Y más de Queenstown:
omg, i'm so in love with queenie!
ResponderEliminarre expensive than the cost of mud. If the grasp of the shape is in place, the appliance will have a unique temperament and craftsmanship, and the objectivity will be strong, and the price will usually double. The most influential is the aChina Purple Clay Teapotuthor. If the author's reputation is big enough, then the price may Yixing Purple Clay Teapot SetPurple Clay Teapot With Infuserbe awkward. For example, on Handmade Ceramic TeapotDecember 6, 2011, Beijing Poly made the scene, and the purple sand master Gu Jingzhou made the pot group with 1782.5. Ten thousand yuan transactions. There is also a well-known Ming Dynasty Dabin circle twisting pot that was uCheap Ceramic Teapotssed as a cover to board the "Jingxi Purple Sander" published by Taiwanese Tangren Craft. It was sold for 13.44 million yuan in Xiqiao Autumn Auction on December 14, 2010.
ResponderEliminarThe recommended requirements for the purple sand pot are relatively high. Choose a full-hand pot of 3,000 yuan or more and 5,000 yuan or less. It does not require a title, but it must have a certain reputation in the industry. In fAuthentic Purple Clay Teapotact, some teachers who do not have a title are not bad, and t