Cuando llegamos a Kurow, no podíamos creerlo. Era un
pueblo de una calle, tenía un Four Square, una gasolinera antigua, un bar, un
café, un museo polvoriento y fin. Escondido entre las montañas del Waitaky
Valley, Kurow es un pueblo perdido en el tiempo y el espacio.
El aviso de trabajo ofrecía también alojamiento, por
lo que nos pareció sospechoso. Tantas historias de terror de contractors que
atraen a inocentes working holidays como nosotros a vivir con ellos y les cobran
caro y por adelantado y luego el trabajo es una basura y no se pueden ir porque
ya pagaron el alojamiento. Pensamos que antes que nada debíamos conocer el
alojamiento y hablar con alguien a cargo. Así es como llegamos a Glenmac
Farmstay, una propiedad inmensa a unos 10 Km del pueblo, que se perdía entre
las montañas y las anchas praderas de alimentación de ganado ovino. Era
hermoso. Pero el “Backpacker” en sí fue un shock emocional. Llegamos y un
montón de gente corría de un lado a otro, habían viejos con la camisa
desabotonada tomando cerveza a la 1 de la tarde y no entendíamos nada. Apareció
Kay, una señora amable y nos dijo que cobraba 70 dólares por persona a la
semana y nos mostró una pieza horrible de –sin exagerar- 2x3 metros, estaba
construida por sí sola en medio del campo y alejada de la casa principal, la
cual tenía una pieza donde alojaban una pareja de norteamericanos, una ducha
separada del pasillo exclusivamente por una cortina, y una pequeña cocina. A
unos metros había otra construcción que tenía 3 habitaciones más. Yo me espanté
y le pedí a Eduardo salir de ahí cuanto antes. La suma del viejo con la camisa
a medio abrochar tomando cerveza más una ducha sin puerta, fueron demasiado
para mí.
Nos fuimos al pueblo y preguntamos por acomodación. No
había nada. Es Kurow, ya nombré todo lo que había en Kurow. Nos paramos en la
carretera y ese fue el momento decisivo que marcó el resto de nuestra aventura.
Eduardo me dijo que lo intentáramos. Estábamos lejos de Dunedin, no teníamos
dónde ir, y por 70 dólares a la semana podríamos probar una semana, ver si el
trabajo es soportable y esperar mientras a que nos llamaran de Dunedin. Acepté
la idea y la vi como algo provisorio, por lo que hice de tripas corazón y
volvimos a Glenmac.
Nos instalamos en esa pequeña pieza de 2x3, la mayoría
de nuestras cosas no cabían, por lo que las dejamos en el auto y nos fuimos a
la cocina a preparar algo de comer y conocer a nuestros nuevos flatmates. Nos
explicaron que toda esa revuelta que habíamos visto antes era porque acababa de
terminar el período de trasquilado de ovejas y había venido un montón de gente
a eso, el viejo con la camisa a medio abrochar había venido sólo por el día, y
ahora viviríamos allí sólo nosotros, la pareja de norteamericanos, una
francesa, un alemán que llegó con nosotros y un futuro checo que llegaría al
día siguiente. Sonaba justo. Todos excepto la francesa, trabajaríamos juntos
con Jackie, una contractor kiwi buena
para echar tallas.
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Nuestra pequeña casuchita en Glenmac |
El trabajo empezó, éramos un equipo de 6 personas y
teníamos un predio de Pinot Noir entero para podar en 3 semanas y eso sería
todo. Después de haber trabajado en una granja 15 a 17 horas al día en
condiciones infrahumanas, el pruning nos pareció un sueño. Trabajábamos 8 horas
diarias a nuestro ritmo, Jackie jamás nos apuraba, la vista era hermosa y
podíamos parar y tener varios breaks conversando con el resto. Era lo máximo. Descubrimos
que nuestros flatmates, Erin y Eric -la pareja de gringos-, Elisabeth –la
francesa-, John –el checo- y Nick -el alemán, que luego trajo a su amigo Roland-,
eran los mejores flatmates que podría haber pedido jamás, por lo que las
condiciones de nuestro hogar –el ínfimo espacio, las millones de arañas y la
ducha sin puerta- se convirtieron en detalles insignificantes. Lo estábamos
pasando increíble.
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El atardecer en el camino a Glenmac Farmstay, Kurow |
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Viñedos de Pinot Noir sin podar |
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El atardecer al terminar la jornada laboral |
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Viñedos de Pinot Noir que podamos |
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Nuestro patio en Glenmac Farmstay |
Teníamos un hogar que nos gustaba, tiempo para
compartir, buena compañía y un trabajo que no nos estresaba para nada. Lo
teníamos todo. Erin era como la mamá de todos, siempre organizaba cenas
especiales y nos cocinaba cosas ricas. Aprendí a hacer Pavlova –el postre
típico de Nueva Zelanda- y un montón de postres exquisitos que me enseñó Erin.
Elisabeth por otro lado, se convirtió en una gran amiga y solíamos compartir
nuestro amor por la naturaleza y subimos varios cerros juntas. John era un
checo hippie que tocaba el ukulele y me enseñó mis primeras notas musicales en
él.
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El cumpleaños de Elisabeth |
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Pot luck Party |
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Aprovechando la tarde en nuestro gran patio |
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Cosechando Gorse flower para un fermentado de esas flores que hicieron Eric y Erin |
Conociendo los alrededores dimos con las Elephan
Rocks, unas formaciones rocosas nada más raras, utilizadas como escenario para
Narnia y El Señor de los Anillos –La comunidad del anillo, cuando los hobbits
escapan del Poni Pisador junto a Aragorn- y varios lugares arqueológicos
importantes donde hubieron asentamientos Maories hacían cientos de años. Incluso
había un set de grabación de una ciudad extraña, que algunos aseguraban era de
la grabación de Espartacus. Waitaki Valley está lleno de lugares interesantes.
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Waitaki Valley vista desde el asentamiento Maori |
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En el asentamiento Maori, protegido con rejas para su conservación |
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El asentamiento Maori |
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Elephan Rocks |
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Elephan Rocks |
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Elephan Rocks |
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El set de grabación supuestamente de Espartacus |
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Elephan Rocks |
+024.JPG) |
Elephan Rocks |
Cuando Elisabeth se enteró de lo que vivimos en la
granja se volvió vegetariana. Yo decidí que debía hacer lo mismo. Es difícil el
tema, una vida entera consumiendo productos de origen animal sin ninguna culpa
y que de un momento a otro te baje el cargo de consciencia y aunque deseas esa
comida, sientes que debes dejarla, que es la única forma que tenemos para
intentar en alguna mínima forma parar el abuso animal. Pero debo confesar que
no lo he logrado, aunque mi consumo ha disminuido y durante toda mi estadía en
Canadá consumí pura leche de almendras hasta hartarme de ella y he dejado la
carne por varios períodos no consecutivos, sigo siendo una maldita carnívora,
con culpa.
Pero en nuestro período en Kurow fui bastante
consciente con la alimentación y dejamos la carne durante un tiempo. Lo bueno
de vivir en el campo es que podíamos comprar leche fresca por 1 dólar el litro a
la vecina que tenía vacas y huevos Free Range –u orgánicos- a 2 dólares la
docena. Con esos 2 productos baratos y exentos de sufrimiento animal me sentí
más que lista para dejar la carne. Pero igual me era inevitable comprar mi
barra de chocolate cadbury semanal en el supermercado, ser consciente del
maltrato animal es un camino demasiado duro de seguir.
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Corderitos de Glenmac |
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Un corderito recién nacido que me encontré caminando por los cerros de Glenmac |
Me sentía muy afortunada. Glenmac era una extensión gigante de terreno que jamás podríamos recorrer entera, y era como nuestra. Podíamos caminar entre sus cerros y recorrer la rivera del río y jamás toparnos con ningún límite, seguir los senderos de las ovejas, ver un motón de animales silvestres, perdernos en el silencio infinito de esas tierras y disfrutar plenamente de la vida de campo, con sus noches estrelladas y sus tardes quietas. Era el paraíso.
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Waitaki Valley desde los cerros de Glenmac |
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Esa casita allá abajo era nuestro hogar |
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Waitaki Valley |
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Glenmac Farm |
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En Glenmac |
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El río que pasaba por el terreno de Glenmac, el que yo nunca me cansaba de recorrer |
Organizábamos cada vez más seguido una BBQ en el
“patio” -que era todo el campo infinito de 1200 hectáreas-, mirábamos las
estrellas, el cielo más increíblemente hermoso que he visto en mi vida, todos
compartíamos el amor por el buen vino y siempre teníamos un pretexto para
reunirnos junto al fuego, teníamos unos sillones viejos que acomodábamos frente
al fuego y disfrutábamos de esas noches a concho, escuchando el ukulele de John
y las bromas de todos. Fue el mejor tiempo que viví en Nueva Zelanda.
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Camino a Glenmarc |
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El cielo desde Kurow |
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