lunes, 24 de febrero de 2014

El Plan




Nuestro plan, como el de la mayoría de los Working Holidays, era juntar plata y recorrer el Sudeste asiático, y como nosotros no estábamos para ir en contra de la corriente, nuestro sueño, como el de los mil chilenos que vamos al año a esos rincones del mundo, era el de creerse Di Caprio un rato y soñar con conocer The Beach, que fue casi el objetivo de todo lo que vino después.

Así fue como es que después de arrancar de la granja, darnos cuentas de que sólo nos quedaban 3 meses de visa para juntar la plata para el dichoso sueño ese, y ver casi con arcadas nuestras paupérrimas cuentas en el banco, es que decidimos ordenarnos, ponernos serios y juntar plata de una vez. Y con esto quiero recalcar que la frase que aprendí al salir de Chile “el que la sigue la consigue” se convirtió realmente en un pilar en mi vida cuando en 3 meses de trabajo arduo logramos lo que no pudimos en un año de despilfarros varios. Con el pruning y el thinning en Kurow, ganando el sueldo mínimo legal en Nueva Zelanda, el sueldo más bajo que tuvimos en nuestra experiencia Working Holidays, compartiendo el auto, reduciendo gastos, pagando una acomodación muy barata en Glenmac, y aún así dándonos cierto lujos como las infaltables cervezas en las noches de fogata, el cadbury semanal o las soñadas vacaciones en Queenstown, logramos la meta, salir de Nueva Zelanda con plata para recorrer el Sudeste asiático. Así que sí, doy fe de que se puede ahorrar como Working Holiday en Nueva Zelanda.

El asunto fue más o menos así, yo quería irme con dos experiencias de vendimias en Nueva Zelanda, la visa se nos acababa a mediados de diciembre, por lo que durante los meses en Glenmac nos dedicamos a armar el plan perfecto: postular a una vendimia en Nueva Zelanda para marzo y ocupar esos 2 meses y medio sin visa entre diciembre y marzo, recorriendo el sudeste asiático, postulando mientras tanto a un nuevo Work Permit para poder volver a Nueva Zelanda en marzo. Fue así como conseguimos trabajo para los dos, pero en diferentes Viñas y diferentes islas. Yo comenzaría a trabajar a principios de marzo en Napier y Eduardo viajaría a fines de marzo para trabajar en Blenheim

Nuestro viaje de dos meses y medio consistiría en un principio en conocer 3 países: Singapur, Malasia y Tailandia, porque pensábamos que llegando a Tailandia postularíamos en Bangkok al Work Permit para volver a Nueva Zelanda y nos retendrían el pasaporte, por lo que no podríamos salir de Tailandia durante el proceso, cosa que tampoco sonaba mal, para qué estamos con cosas, era el país donde tenía todas mis expectativas puestas. Si conseguìamos rápido el Work Permit y la plata aún nos alcanzaba, nos encaminaríamos hacia Cambodia y Vietnam.

Compramos pasaje a Singapur porque era lo más barato en ese momento -620 dòlares-, diciembre es temporada pick, ni siquiera alta, Pick! lo más caro de lo caro, y desde Singapur un vuelo a Kuala Lumpur y desde allí a Krabi, Tailandia, y un pasaje de vuelta a fines de febrero desde Bangkok a Auckland, convencidos de que nos iría bien y volveríamos a Nueva Zelanda. El resto de los pasajes y la ruta en sí iría saliendo en el camino, lo único que teníamos claro era que terminaríamos en Bangkok, donde nos darían el Work Permit para cumplir el plan perfecto.

A principios de diciembre y antes de vender el auto nos pusimos las vacunas en Christchurch en Travel Doctor, las que recomiendan allí son la del Tétano, Dipteria, Tifus y Hepatitis A, todas esas en sólo dos pinchazos, nos compramos un mosquetero, un montón de repelente en spray y las pastillas de la Malaria, que pese a que el doctor NO las recomendó porque en temporada seca en el sudeste asiático y según la ruta que indicamos, más una correcta aplicación del spray, las probabilidades de contagio de Malaria son muy bajas, las llevamos igual –tener un pololo con un hermano médico exagerado tiene a veces sus contras-  básicamente para hacer feliz a Eduardo –de hecho yo me puse las vacunas sólo para hacerlo feliz a él, porque la cantidad de mercurio que me debo haber metido en las venas me va a terminar matando mucho antes de que pise un clavo oxidado en las selvas tropicales del sudeste- pero en fin, ya fue, gajes de oficio.

De equipaje, fui consciente por primera vez en mi vida –aunque es fácil ser consciente cuando se va a un lugar tropical y las prendas son harto más pequeñas que las que se necesitarían para otros destinos- y llevamos 9 kilos cada uno en mochilas Kathmandú que compramos en Christchurch también para la ocasión, las que subimos con nosotros a la cabina del avión como bolsos de mano, por lo que no pagamos maletas extras. 

Nuestro equipaje entero lo dejamos en Glenmac, pensando en volver allí a buscarlo Dios sabe cómo, a la vuelta del viaje. La plata la llevamos toda en nuestras tarjetas del banco ANZ y sólo la plata de la venta del auto la llevamos en dólares americanos en el bolsillo. En nuestro último día en Nueva Zelanda, en un soleado día en Auckland, pasé a ver a mi amiga Karina de Chile, con la que nunca nos habíamos topado en Nueva Zelanda, comimos en un restaurant Koreano –God save the korean food!- y para terminar nuestra experiencia kiwi de una manera magnánima, al anochecer, nos fuimos a ver El Hobbit, que se había estrenado 4 días antes, en la fabulosa pantalla IMAX de Auckland, única en el país. Fue un final perfecto. Esa noche nos fuimos a dormir al aeropuerto porque a las 5 de la mañana del día siguiente debíamos abordar el avión que nos llevaría al tan anhelado sueño de conocer Asia.

Y así comenzó la aventura en ese nuevo continente, la mejor y más intensa de nuestras vidas. Porque Nueva Zelanda fue una experiencia hermosa, pero Asia es otra cosa. Un lugar para conocerse a uno mismo y encontrar el camino. Eso fue para mí. Y eso es lo que voy a tratar de contar aquí.  

sábado, 22 de febrero de 2014

This is the end...




Antes de volver a Kurow nos fuimos a Wanaka por Crown Range road, una ruta que marea a cualquiera pero que sin embargo la recomiendo bastante por los paisajes increíbles que se pueden ver desde la ruta. Es como cortar a lo derecho por la montaña entre Queenstown y Wanaka, 2 lagos hermosos separados por grandes cadenas montañosas. Inevitablemente se termina con el estómago revuelto pero vale la pena. En un rato ya estábamos en Wanaka, el lago es precioso, pero poco tiempo tuvimos para visitar el lugar. Paseamos por la orilla del lago, almorzamos y nos fuimos a lo más famosillo de Wanaka: el Puzzle World. Y bueno, no es que me haya parecido gran cosa, pero vale la pena visitarlo, creo yo.

Consta de 2 partes, la parte de las ilusiones ópticas y la parte del laberinto, lo que me pareció lo mejor. Nos costó casi 2 horas cumplir con el juego de encontrar las 4 torres de colores y salir. La parte de las ilusiones era interesante también, pero en verdad creo que está sobrevalorado todo. El MIM le pega mil patadas de seguro. De hecho pensándolo bien, por los 22 dólares que valía, creo que no lo recomiendo mucho.

Vista desde Crown Range Road hacia Queenstown, yendo hacia Wanaka
Crown Range Road yendo hacia Wanaka
Wanaka Lake
Puzzle World en Wanaka
Puzzle World en Wanaka
Puzzle World en Wanaka
Laberinto del Puzzle World en Wanaka
Volvimos a nuestro hogar y José y Karen ya habían llegado. Se instalaron en la antigua pieza de Checo-loco y al otro día comenzamos el thinning. El trabajo era lindo, trabajábamos 8 horas diarias 5 días a la semana, nos pagaban por hora y teníamos 3 breaks al día. Lindo. Durante ese tiempo con Elisabeth subimos la cima de unos cerros desde donde podía verse todo el Waitaki Valley, lugar donde se decía que habían wallabies salvajes, pero nosotras sólo pudimos ver uno muerto.

Waitaki Valley, siguiendo el río de la izquierda 5 Km hacia la montaña está Glenmac, el que fue nuestro hogar
Waitaki Valley y los Lagos Aviemore y Waitaki

También fuimos a hacer un trekking al Benmore Lake, un lugar precioso, de muy bajo perfil que para mí es definitivamente de los lugares más hermosos del mundo, desde donde se puede ver el Mount Cook, el pico más alto de Nueva Zelanda. Con el tiempo llevé a Eduardo al Benmore Lake un montón de veces y al Aviemore Lake y Waitaki Lake, los dos últimos unidos por el mismo río, formados evidentemente por la mano del hombre y sus represas. Y todos a unos 20 minutos desde Kurow.

Benmore Lake

Benmore Lake
Benmore Lake, con el Mount Cook en el fondo


Esta misma imagen del Benmore Lake yo la vi cuando tenía 3 o 4 años de edad, no sé si en sueños o de qué otra forma, es de las primeras imágenes que guarda mi cerebro y el Dejá vù más impresionante que he experimentado en mi vida. La forma de acceder a esa vista fue exactamente la misma que yo guardaba como recuerdo.
Subí también un montón de veces los cerros de Glenmac sola y me recorrí el río cada vez que pude. Me encantaba perderme entre esos cerros y planear mi futuro mientras caminaba o metía los pies al agua. Fue un buen tiempo.

Al mes después Karen y José se fueron a Christchurch. El trabajo en el thinning duró hasta finales de noviembre y cuando terminó, todos se fueron de Glenmac. Otra de las partes tristes de la vida. Se fue Elisabeth, a quien llegué a querer mucho. Se fueron también los checos y los alemanes, y sólo quedamos nosotros y los gringos. A esas alturas nos quedaban 3 semanas de visa así que ya no tenía sentido intentar moverse a otro lugar, y como nos encantaba Kurow nos quedamos.   

El resto del tiempo lo pasamos cocinando cosas ricas con Erin y Eric, organizando cenas y disfrutando el tiempo que nos quedaba juntos, los cuatro. Hasta hicimos una competencia de pavlovas, demás está decir que subí 3 kilos en esas últimas semanas, comiendo todo el día y sin trabajar, las subidas al cerro tenían muy poco efecto, así que enfrenté el mejor verano de mi vida en las peores condiciones de mi vida también. Toda una paradoja.

Cena con Erin y Eric en Glenmac
Los cabritos más tiernos y amistosos de la vida
Celebración del 5 noviembre en Glenmac con José y Karen, Elisabeth, Eric y Erin y los alemanes. El único día donde es legal tirar fuegos artificiales en NZ
Mi primer Pavlova!
Bobby, encargado de las ovejas y los toros, chiquitito, pero respetado por los demás animales de Glenmac
La segunda y última vez que logré queEduardo subiera los cerros de Glenmac conmigo
Por lo que a 3 semanas de viajar era ya hora de vender nuestro querido auto. Primerita, como le llamamos cariñosamente, fue promocionado en cartelitos del Pack’n save, y luego de 3 días lo vendimos a una kiwi en Timaru. Vendimos también nuestras bicicletas a un señor en Oamaru, viajamos a Christchurch a hacer trámites y pasamos por el Tekapo Lake, un lugar increíblemente bello que lamenté no haberle dedicado más tiempo. Tuvimos la suerte de visitarlo a fines de primavera, donde las increíbles flores de colores adornaban el azul turquesa del lago en un armonioso cuadro que daban ganas de mirarlo por siempre. Intentamos subir al observatorio, pero lo habían cerrado. Algún día voy a volver y subiré al observatorio y ojalá sea primavera para ver ese espectáculo otra vez. 100% recomendable.
 
Caroline Bay en Timaru, el día en que vendimos nuestro querido auto


Pukaki Lake
Pukaki Lake
Tekapo Lake
Tekapo Lake
Tekapo Lake
Tekapo Lake
Tekapo Lake
Tekapo Lake
Finalmente llego el día de dejar Nueva Zelanda. Eric y Erin, los últimos amigos que habían quedado, nos fueron a dejar al terminal de Oamaru y entre lágrimas y abrazos nos despedimos de ellos, tomamos el bus a Christchurch, donde nos despediríamos de nuestros amigos chilenos, volamos a Auckland para terminar un período increíble en la vida, una experiencia que con todas las dificultades y pruebas difíciles que tuvimos que pasar, fue lo mejor que nos ha tocado vivir en nuestras vidas.

Pelea de toros en Glenmac
Iglesia en Duntroon, un mini-pueblo aun más chico que Kurow, camino a Oamaru
Glenmac en Kurow
Aprendiendo en mi nuevo Ukulele en esas deliciosas tardes en Glenmac
Kay y Key, los amorosos dueños de Glenmac (no me pregunten cóm ose escriben sus nombres)
Wallabies en Waimate, un pueblo cercano a Kurow, más grande eso sí
Waimate,un antiguo teatro
Glenmac
Kurow, LA calle principal de Kurow
La Giganta dormida de Kurow. Cada lugar parece tener su propio gigante dormido, el de Kurow es una nena con pestañas largas
La iglesia de Kurow
Goodbye New Zealand for a while