jueves, 19 de septiembre de 2013

Windy Welli



Durante tres meses vivimos en Haverlock North en nuestra casa hippie junto a un parque lleno de conejos, pájaros y senderillos en el bosque, en un verano que se supone fue el más frío y lluvioso que vio Hawkes Bay en los últimos 50 años. Trabajamos duro durante todo ese tiempo y ahorramos lo suficiente como para emprender más tarde la migración hacia la isla sur. Fueron buenos tiempos. Hicimos nuestros primeros viajes dentro de Nueva Zelanda como turistas y nos compramos un montón de cosas –bicicletas incluidas- para seguir este viaje alucinante por Nueva Zelanda.

Nuestra primera incursión fue Wellington, la capital más austral del mundo. Era el casting del Hobbit y se hacía un llamado a postular a cualquier persona para extras de Enanos, Hobbits, Orcos y Uruk hais. Nos fuimos manejando 4 horas por hermosas y curvilíneas carreteras hasta llegar a la capital kiwi. Hicimos una fila interminable entre seres normales y seres algo teatrales de patillas largas vestidos sutílmente de hobbits, algunos guerreros enanos con frondosas barbas y rubias con sus melenas al viento enfundadas en vestidos algo rimbombantes. Nos hicieron llenar un formulario, nos tomaron unas fotos y nos dieron las gracias. Por supuesto, no quedamos –ni para Orcos servíamos- pero nos sentimos realizados con haber sido parte del proceso. 

Con el formulario del Casting de la película El Hobbit relleno y listo para entregar
 

Pasamos 2 días en Wellington, una ciudad con mucho estilo. No sabría decir bien qué es lo que tiene Wellington que la hace tan especial, pero tiene algo, una atmósfera ruidosa y quieta a la vez paseándose entre edificios clásicos e intervenciones artísticas en cada esquina, vida nocturna hasta tarde, la quietud de la noche luego del rugido del viento más fiero del país en las tardes y ese olor a mar que embelesa a cualquiera, la hacen una ciudad excepcional. Auckland no es nada al lado de Wellington, y ahora luego de haberla visitado en 4 ocasiones sigo sin saber por qué. Es esa mezcla porteña entre las gaviotas y el viento, el celeste del cielo siempre con nubes algodonosas, las calles tan llenas de vida, los cerros empinados que recuerdan a Valparaíso y los barcos entrando y saliendo de la bahía. O las mil cosas que ofrece para hacer, subir al jardín botánico, el Museo Te Papa –que para alguien que no ha visto algo mejor que el Bellas Artes o el Mim es como una revelación divina- las tiendas, el mirador más ventoso del mundo, el Café Fidel en el paseo Cuba, las librerías de viejos libros roñosos, un café en el Midnight Espresso, el puerto y las calles, tan sólo caminar por esas calles y envolverse en ese ambiente exquisito, risueño y jovial que tiene Welli. My dear Windy Welli. Es la suma de todo eso y sigo sin poder encontrar una descripción que le haga juicio.

El puerto
 
Cuba Street

 
Desayunando en el Midnight Espresso

En el puerto


Museo Te Papa


Demás está decir que no queríamos irnos, que nos faltó una infinidad de cosas por ver pero teníamos que regresar al trabajo y la vida en Haverlock North. Y aunque volvimos en otras 3 ocasiones más, siempre nos fuimos con la sensación de haber obviado algo. No aparecimos en ninguna escena de la película El Hobbit, pero nos perdimos un rato en La Tierra Media igual. 









2 comentarios:

  1. Cuando yo vivía en Hastings igual vi que había salido el aviso para ir al casting de el Hobbit, pedían gente pequeña jaja mujeres como de 1,60, pero decía "rasgos europeos", así que hasta ahí llegaron mis ganas...

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  2. Jajaja yo vi que pedían de todo! por eso fui... jaja igual no quedé, pero en fin! jaja
    Saludos!

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