Cuando nos bajamos del avión en Singapur y pisamos
tierras asiáticas fue impactante ya desde el primer momento, incluso
considerando que Singapur es lo más occidental de Asia y el imponente
aeropuerto Changi, el segundo más grande del mundo, no es suficiente para
atenuar el impacto de ver militares con metralletas en las manos paseándose
entre los pasajeros y carteles en la aduana advirtiendo que la tenencia de
cualquier tipo de drogas está penada con la muerte. Lo que se llama un caluroso
recibimiento.
Pero no es nada terrible, la gente en general nos
trató amistosamente y como el inglés es una de las lenguas oficiales del país, fue casi como estar en NZ. El metro llega hasta
el aeropuerto mismo, y por SGD$2,5 –que valen casi lo mismo que los dólares
kiwis- salimos del aeropuerto internacional hasta el centro mismo de la ciudad.
Una preciosura. Lo que no fue tan lindo fue el primer encuentro con el clima
tropical en la vida, sentía que casi no
podía respirar, que el aire era una masa espesa que no me cabía en la nariz.
Bueno sí, siempre he pecado de exagerada, pero fue más o menos así. Yo estaba
como perrito de departamento en su salida dominguera, por lo que todo me
parecía curioso y excitante, así que el clima fue otro objeto más de admiración
y mientras esperábamos el metro mirando las grandes plantas tropicales que
rodean el aeropuerto yo ya me sentía en la jungla misma.
Así que si las grandes plantas del aeropuerto me
tenían impactada, hablar de la impresión de bajarse del metro directo a
Chinatown, sería la apoteosis máxima del asombro mismo. Y recuerdo esa imagen,
la que aparece luego de subir las escaleras del metro, como uno de los momentos
más increíbles de mi vida. No cabía duda, estaba en Asia, y ese preciso momento
fue la confirmación de todo lo que hasta ese momento parecía un sueño. Ahí, en
medio de Pagoda Street, el revoltijo de gente promocionando sus mercancías,
puestos de comida, adornos chinos, turistas, calor, guirnaldas y mucho bullicio
me dieron la verdadera y exquisita bienvenida al continente.
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Pagoda street, Chinatown, la primera imagen que vi de Asia |
Sin reserva previa de algún lugar para quedarse, pero con algunos datos previos de booking.com, llegamos
al primer Backpacker y nos quedamos en ese. Era el Backpacker Inn Chinatown,
limpio, habitación privada y con Aire acondicionado -que luego de un par de
vueltas por la ciudad sospeché sería un must en el resto del viaje- en el
corazón de Chinatown, bastante bueno, por SGD$55 para dos. No teníamos ánimos
de regodiarnos, después de como 15 horas de vuelo y guardando las pocas fuerzas
que teníamos para salir a recorrer un poco, pagamos, cambiamos los jeans y zapatillas por short y chalas, y salimos a
caminar. Era alucinante.
Fuimos a comer y no entendimos muy bien cómo pedir,
por lo que nuestro primer plato asiático fue un arroz con pollo muy fome.
Recorrimos todo Chinatown, visitamos el Sri Mariamman Temple, un templo hindú y
el primer templo extraño que veía en mi vida, por lo que la emoción de sacarse
las chalitas y entrar descalza en él fue sublime. Pero un rato adentro me
percaté de que mi short era demasiado corto para la ocasión y salí casi
corriendo, temiendo haber sido irrespetuosa con la religión y por el
consiguiente bulling de los locales. Luego de eso ya simplemente no teníamos
energías y nos fuimos a dormir.
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Sri Mariamman Temple |
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Sri Mariamman Temple |
Al otro día desperté y el grito de un pájaro selvático
me recordó dónde estábamos y me sentí increíble, en un segundo ya estaba
totalmente lúcida y con energías para saltar de la cama, ducharme y salir a
caminar. Habíamos llegado de noche el día anterior, por lo que éste era mi primer
día en Asia. Teníamos pasaje a la mañana siguiente a Kuala Lumpur, así que en
pro de abaratar costos –y porque no queríamos tomar un taxi a las 4am en una
ciudad extraña- esa noche dormiríamos en el aeropuerto, por lo que hicimos el
check-out en el Backpacker y no pedimos dejar las mochilas ahí por todo lo que
habíamos leído acerca de Asia y el robo y las llevamos con nosotros. Y aquí me
es inevitable no acotar que a mi parecer, los chilenos, aunque más bien los
santiaguinos que se quejan del robo en Asia son unos patudos, Santiago es para
mí el lugar más peligroso en el que he estado así que no se hagan los
primer-mundistas horrorizados por las malas costumbres de los asiáticos! Porque
en Santiago sí que es donde las papas queman! –como diría una vez más mi sabia
madre-.
Así que mochila al hombro y mapa en mano, caminamos
por South Bridge road, cruzamos el Singapore River y nos fuimos por la
costanera hacia el Asian Civilizations Museum, embobados por la maraña de
edificios modernos con jardines exuberantes, calles impecables y todo tan
moderno que parecía del futuro. El museo, que aparecía como un Must en la
Lonely Planet –la cual fue mi biblia para los 2 primeros países y luego me
aburrí- costaba SGD$8 y es muy recomendable sobre todo por las visitas guiadas
que no tienen costo adicional, con la que llegando a Asia puedes tener una
cierta idea de las culturas con las que vas a encontrarte y aprender una
pincelada de las religiones presentes por esos lados: el budismo, el islam, el
cristianismo, taoísmo e hinduismo. Y otra ventaja fue que pudimos dejar
nuestras mochilas en el locker y salir a recorrer la ciudad el resto del día
hasta la hora del cierre del museo.
Cerca del museo está Marina Bay y lo más famoso de
Singapur: el Merlion –mitad merluza y mitad león se burlaba Eduardo-, el
símbolo del país, un ser formado por la cabeza de un león y el cuerpo de un
pez, que escupe agua por la boca, donde convergen todos los turistas cámara en mano
y nosotros no podíamos ser la excepción. El lugar es hermoso, una bahía rodeada
de los más impresionantes edificios modernos y famosos protagonistas de las más
envidiables postales, cuya estrella indiscutida es el Marina Bay Hotel, un
edificio sacado de una película de ciencia ficción. El lugar es bonito, y si a
eso se suma que Singapur es una de las entradas a Asia, uno de los centros financieros más importantes del mundo y que ese paisaje
futurista se convierte en lo primero que ven muchos turistas que llegamos a
Asia, entonces debo agregar que es bastante impresionante.
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Marina Bay y el Marina Bay Hotel |
Caminamos hasta el infinito, almorzamos unos platos
más interesantes aunque seguíamos sin achuntarle a nuestros pedidos, y nos
fuimos a Little India, siguiendo los imperdibles de la Lonely Planet, pero al
llegar allá no nos gustó mucho y luego de un par de vueltas desinteresadas
volvimos al museo a buscar las mochilas, recorrimos Eu Tong Sen Street, una de
las calles principales donde aún haciéndole caso a la Lonely Planet fuimos a
parar a Yixing Xuan Teahouse, un lugar para degustaciones de té muy recomendable.
Probamos algunos tés y comimos un pancake bastante raro, cubierto con hojas de
té verde, muy bueno. La señora del local amablemente se sentó con nosotros un
rato y nos conversó acerca de Singapur y del té. Cuando le dijimos que nos
íbamos a Kuala Lumpur nos dijo “uf! Tengan cuidado es muy peligroso, no es como
Singapur” y nosotros temimos un poco, pero con el tiempo nos dimos cuenta de
que en todos lados la gente decía lo mismo del país vecino.
Luego del té y la conversa estábamos listos para
dormir, pero volvimos a Chinatown a comprar algún recuerdillo, darnos las
últimas vueltas y caer en los encantos de un señor vendedor al que le pedí un
protector para el lente de mi cámara y terminó vendiéndome un gran angular sin saber cómo –estos
asiáticos secos-. Tomamos el metro devuelta al aeropuerto y nos acomodándonos
en una banca por ahí para pasar la noche antes de nuestro vuelo a Kuala Lumpur.
Y esa fue nuestra experiencia con Singapur, una ciudad a mi gusto hermosa, una
pasada de día y medio que no fue suficiente para conocer la ciudad, pero sí lo
fue para llevarme un buen recuerdo conmigo.
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Costanera del Singapore River |
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Singapore River |
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Costanera del Singapore River |
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Merlion, en Marina Bay |
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Marina Bay |
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Nuestro primer encuentro con la "frescura" de los alimentos en el sudeste Asiático, si bien esto no es nada para lo que veríamos más adelante, nos impactó harto |
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Costanera del Singapore River |
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Costanera del Singapore River |
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Little India |
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Little India |
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Yixing Xuan Teahouse |